martes, 12 de mayo de 2015

lo que fuimos, es lo que somos



Tengo por bien sufrido
lo sufrido
tengo por bien llorado
lo llorado.
Porque después de todo
he comprobado
que no se goza bien
de lo gozado
sino después de haberlo padecido.
Porque después de todo
he comprendido
que lo que el árbol
tiene de florido...
vive de lo que tiene sepultado.


Aquí está sepultada nuestra historia y desde aquí florecerá porque para todos nosotros este es el lugar de la democracia.

Las míticas campanas


Las campanas mas viajeras de Chile.

            
El 8 de diciembre de 1863, un feroz incendio arrasó con el templo y quitó la vida a cerca de 2 mil fieles que celebraban a la Virgen. Después de esta tragedia, las campanas fueron trasladadas a Gales para ser fundidas en los hornos de Swansea, lo que no ocurrió. Finalmente, fueron donadas a la Iglesia Anglicana de Todos los Santos de Oystermouth.

Para el chileno actual, las tierras de Gales son, en el mejor de los casos, sinónimo del príncipe Carlos y de galeses famosos como Tom Jones y Catherine Zeta- Jones. No parece lógico el hecho de que tres campanas sobrevivientes del pavoroso incendio ocurrido en la iglesia de San Miguel de la Compañía de Jesús -en el cual murieron más de 1.500 personas- terminaran instaladas en el templo anglicano de All Saints, en Oystermouth, en los suburbios de la ciudad de Swansea.

Pocos chilenos saben, también, que allí cada 8 de diciembre "se ofrece una misa de réquiem por las víctimas del incendio", según nos relata el párroco de Oystermouth, Keith Evans. Ese día se recuerda en Gales la tragedia ocurrida en plena fiesta de la Inmaculada Concepción, cuando ardió la iglesia de la Compañía y murieron cientos de fieles (mujeres, en su gran mayoría), que no pudieron salir por las escasas vías de escape del templo. Según recuerda Abdón Cifuentes en sus "Memorias", la propia cúpula y la torre de La Compañía, con su magnífico reloj y sus enormes campanas, aplastaron a centenares de víctimas.


Como escribió Neruda:
“Se sabe que el que vuelve no se fue” .
(Neruda Dioses) 

La campanas tienen un lenguaje simple que todos entendemos porque ellas cantan y lloran. La campana es un símbolo del hombre y la mujer porque nosotros también lloramos y cantamos. Ellas convocan a la oración y a la alegría y despiden al que parte.

Una campana tiene siempre un alma religiosa… nos evoca el ritmo de las horas y el pasar del tiempo, nos recuerda que somos pasajeros y por eso nos hace pregustar la eternidad. En la escuela, la campana señaló las horas del recreo – “campanita salva”- y nos volvió a las clases.

Nada hay más romántico y evocador que el son de las Campanas
“Se sabe que el que vuelve no se fue”.

El gran arquitecto






                  Claude François Brunet De Baines, nació en Francia en el año
    1799, estudio arquitectura en la escuela de Bellas artes en París, su familia tenia una gran  
    reputación por ser una familia de arquitectos.  En Francia  fue contratado por don Francisco Javier       Rosales, encargado de negocios de Chile en París, para ejercer el cargo de Arquitecto de 
    gobierno. Entre otros trabajos, debía hacerse cargo de la dirección de una escuela de arquitectura,       en el caso de que el gobierno decretara su creación.
              Al llegar a Chile formo parte de la  oficina del presidente Manuel Bulnes, también incorpora
    la primera clase de arquitectura en el Instituto nacional. Brunet participa en varios obras en nuestro
    país, como en el ex congreso nacional, teatro municipal de santiago y la iglesia de la Vera Cruz.











los jardines del ex congreso nacional, en pleno centro de santiago
pueden calificarse como santuario,
lugar perfecto para pasear, en estas tardes otoñales, con un sol amigable, y una extraña niebla provocada por el habitual esmog de santiago, que al verse a contra luz, da le sensación de estar en un sueño. esto aumenta extrañamente por la fata de personas en lo jardines,que a pesar de su verdor, de sus piletas y de sus hermosas estatuas de hierro fundido, bronce
y mármol, no lograr captar la atención de un santiago muy ajetreado.

 

como llegar

sábado, 9 de mayo de 2015

la iglesia de la compañia de jesus

La iglesia de la Compañía de Jesús era una de las más concurridas por la población santiaguina del siglo XIX y un lugar estratégico de la sociabilidad capitalina. Los altos prelados elevaban sus prédicas desde un púlpito allí ubicado; la torre marcaba el tiempo de la ciudad con uno de los pocos relojes que existían en ese entonces; pobres y ricos acudían a orar y clamar a Dios; y los más devotos la ocupaban como centro de distintas asociaciones piadosas.
A pesar de ser un lugar sagrado, esta iglesia no se libró de los infortunios provocados por la naturaleza. Diversos terremotos que afectaron a la ciudad de Santiago (1647 y 1730) echaron abajo o dañaron su infraestructura; además, un incendio ocurrido en 1841 dejó al templo parcialmente en ruinas. Sin embargo, el edificio fue reconstruido una y otra vez en la misma ubicación, la esquina de las calles Compañía y Bandera. Esta costumbre fue interrumpida tras el voraz incendio acaecido a finales de 1863, cuyas noticias fueron comentadas incluso en Europa.
El martes 8 de diciembre de ese año, a las siete menos cuarto de la tarde, más de dos mil personas esperaban dentro del templo para la conmemoración de la fiesta de la Concepción Inmaculada de María Santísima y del aniversario de las Hijas de María, cuando las llamas surgidas por motivos aún desconocidos se expandieron rápidamente por los adornos y la iluminación del templo, todos de material inflamable, mientras cundía el pánico entre los fieles, en su mayoría mujeres. Mantas de crinolina que se prendían o enganchaban con facilidad en el mobiliario sagrado y largos vestidos que entorpecían el andar y generaban caídas, terminaron por hacer que la multitud se atochara y las pocas salidas de la Iglesia fueran rápidamente bloqueadas. Una de cada 27 mujeres capitalinas murió allí: "Cuerpo sobre cuerpo, se formaba una muralla compacta i numerosa. Había mujeres que resistían el peso de diez o doce, otras tendidas encima, a lo largo, a lo atravesado, en todas direcciones. Era materialmente imposible desprender una persona de esa masa compacta y horripilante. Los más desgarradores lamentos se oían del interior de la iglesia" (El Ferrocarril, diciembre 9, 1863).
Mientras las campanas tañían para pedían ayuda, la ciudad se congregaba en torno al templo en llamas. Los espectadores nada podían hacer. Cualquier intento por abrir las puertas era infructuoso ya que éstas sólo se abrían hacia dentro y la presión de los cuerpos no permitía socorrer a las víctimas: "En los umbrales mismos han perecido centenares de personas, quemadas a la vista de un pueblo inmenso a que dirigían sus brazos en ademán suplicante i que en esos momentos era impotente para salvarlas" (El Ferrocarril, diciembre 10, 1863).
Tras la extinción del fuego, miles de cuerpos calcinados quedaron al descubierto. Frente a la imposibilidad de identificarlos y al riesgo sanitario que implicaba, se decidió darles sepultura en una fosa común del Cementerio General. El amanecer gris del 9 de diciembre estuvo acompañado del viaje al cementerio de 146 carretones llenos de cadáveres rociados de cal que abarrotaron la fosa cavada por más de 200 hombres. Cuatro días demoró el entierro. Pasados ocho días de la catástrofe, se pronunciaron las exequias en la Iglesia Metropolitana. Días más tarde las autoridades decidieron trasladar el templo de su lugar original, dejando en la tradicional esquina un monumento en honor a las mártires.
Este trágico evento conmovió a la ciudadanía y a las autoridades e hizo tomar medidas para prevenir este tipo de desdichas, como la obligatoriedad de las bisagras dobles en las puertas de todas las iglesias del país. Nadie estaba preparado para socorrer a las víctimas, no existía una organización dotada de las herramientas y la preparación necesaria. Frente a tal ausencia, surgió el primer cuerpo de bomberos de Santiago, siguiendo el ejemplo de los ya formados en Valparaíso, Ancud y Valdivia, siendo el porteño el primer cuerpo de bomberos de Chile.

Iglesia de la Compañía después del incendio, ca. 1863
El edificio conocido como el Ex Congreso Nacional es una verdadera maravilla arquitectónica y una de las construcciones más bellas de Santiago. Fue sede del Congreso Nacional desde su inauguración en 1876, hasta el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, cuando el Parlamento dejó de funcionar. Con la restitución de la democracia, el Congreso se trasladó a su nueva sede en Valparaíso, aunque actualmente el edificio ha vuelto a manos del Congreso y alberga las oficinas de los Diputados y Senadores.
Fachada este ex-congreso-nacional-santiago-de-chile
Fachada este del edifico del Congreso Nacional
Se trata de un impresionante edificio de estilo neoclásico francés, de planta cuadrada, con cuatro fachadas en dos alturas, en cuya fachada principal por la calle Catedral, destacan las seis columnas corintias que dan forma al pórtico de la entrada. Las otras tres fachadas presentan juegos de columnas en dos alturas de estilo dórico y corinto.
fuente en los jardines del ex-congreso-nacional-santiago-de-chile
Fuente ornamental en los jardines del Congreso Nacional
Los planos del edificio fueron diseñados por el arquitecto francés Claude Françoise Brunet de Baines, y en las obras de construcción que tardaron 19 años, participaron el francés Lucien Hénaul, el chileno Manuel Aldunate y el italiano Eusebio Chelli.
Salón de Honor ex-congreso-nacional-santiago-de-chile
Salón de Honor del Ex Congreso Nacional
El gran Salón de Honor es una de las dependencias más destacadas del edificio, coronado por un enorme vitral, fue el lugar donde varios presidentes del país juraron su cargo. El gran salón destinado a las reuniones de apertura de las Cámaras se conecta por la derecha con la Cámara de Senadores y por la izquierda con la Cámara de Diputados.
campanas de la antigua iglesia de la Compañía de Jesús ex-congreso-nacional-santiago-de-chile
Antiguas campanas de la iglesia de la Compañía de Jesús
En el lugar donde hoy se encuentran los jardines, se encontraba la iglesia de la Compañía de Jesús, que en 1863 sufrió un dantesco incendio que dejó 2.000 muertos. Una escultura levantada en el lugar, recuerda tan doloroso acontecimiento. Actualmente las que fueron las campanas de la iglesia siguen repicando todos los días a las doce.
El edificio del Ex Congreso Nacional sufrió graves daños con el gran terremoto ocurrido en Santiago en 2010 por lo que tuvieron que retomarse las labores de reconstrucción que casi habían finalizado.
Actualmente sólo es posible visitar este Monumento Histórico el último domingo de mayo, día en que se celebra el Día del Patrimonio .